pensar y hacer

los dos lugares en los que a veces mis pies son amarrados, como si los dedos crecieran como raíces para agarrarse de una de las dos tierras. O pienso, y podría estar en ese plano, en el que la gente se convierte en viento y polvo, como si ellos no tuvieran un lugar para hacerme crecer, como violentas tormentas que me hicieran despojarme de lo poco que tengo en mí… o el otro plano, el hacer, el no dejar al azar el movimiento, o el querer sin pensar, soltar la copa y que se quiebre, que el sonido produzca la sorpresa en los ojos moribundos, quizá, o en los que tratan de dormirme.

entonces la consciencia, si así la puedo llamar, es el hacer; la otra, es el resentimiento, el que quise hacer pero que el tiempo se llevó el día. es o vivir o estar resentido esperando un ayer que brote.

qué es? tristeza? o es moverme o mi mente pensando en moverme en algún momento. ahí estoy, en esas dos partes que provocan en mí la emoción desmedida o la soledad loca por vencer no sé qué cosa y alcanzar no sé qué otra.

estando en la de hacer se puede escribir, y tratando de comprenderlo mejor sigo haciéndolo. el hecho de hacer lo que uno siente en el momento es una solución. reprimir el acto, como el arte y la poesía que son mortales, muere todo y en mí sólo queda el recuerdo y mis músculos tensionados nada más por el deseo que tuve de moverme, saltar, decir, hablar, contestar, reír, realmente estoy hablando de ser. y cantar me acerca al ser.

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2 respuestas a pensar y hacer

  1. Ricardo dijo:

    Me gustan esas cosas que escribes que no sé qué son pero que suenan, lo sean o no, a sinceridad, a tratar de expresarse y no simplemente a sonar y hacer bonito
    Me recuerdan, y tal vez por eso me gusten ahora, todo es tan voluble, a las cosas que escribían los de la generación beat, exactamente jack Kerouac que es al que he leído más y al que más me recuerda lo que escribes. Creo que él buscaba eso, expresarse, pero también buscaba una forma de expresión sonora, es decir, su escritura buscaba ritmo y sonido, algo físico en la lectura donde ya no importan las palabras sino el acto de leer con ese ritmo y esa tensión que tenía su inspiración en el jazz, en el saxo sonando hasta la asfixia y la exaltación

    pues eso, no te dejes caer en la tentación de hacer bonito, de hacer literatura para gustar, que está todo ya muy visto salvo tratar de ser uno mismo (la mayoría de los que dicen tratar de ser sí mismos lo hacen queriéndose/creyéndose parecer/se a otros que admiran)

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